Muy a menudo no sabemos como unir tuberías de pvc y acero, ya que al estar haciendo una reparación o adecuación en nuestro hogar o industria, nos encontramos con tuberías de acero galvanizado o inoxidable a las cuales les uniremos tuberías plásticas de pvc o cpvc ya que frente al acero, las tuberías termoplásticas tiene un grán número de beneficios, y usando el adaptador con rosca apropiado, estas tuberías se puede conectar entre si de una forma rápida y sencilla .
Limpia restos de óxido, corrosión u otros residuos de las roscas de la tubería de acero inoxidable con un cepillo de cerdas de acero y una pequeña cantidad de agua y luego sécalas con una toalla limpia.
Cubre las roscas de acero con una gruesa capa de sellador líquido de teflón. El sellador proporciona una unión estrecha y permanente entre las roscas de la tubería y el adaptador.
Localiza el extremo roscado del adaptador. Coloca este extremo sobre el extremo de la rosca de la tubería de acero, y comienza a girar el adaptador en el sentido de las agujas del reloj. Continúa roscando el adaptador en el tubo hasta que no se pueda girar más a mano.
Aprieta el adaptador con pinzas de plomería. Evita apretar demasiado, ya que esto puede hacer que los hilos se estropeen o que el adaptador se rompa. Limpia el sellador de teflón que podría haberse filtrado hacia fuera, debajo el adaptador.
Aplica una cantidad generosa de cemento para PVC al final del tubo. Comprueba que la tubería esté completamente libre de suciedad, polvo u otros residuos antes de cementar.
Inserta el extremo cementado de la tubería al otro lado del adaptador. Empuja el tubo lo máximo posible para asegurar un ajuste apretado.
Sostén el tubo firmemente en su lugar durante dos o tres minutos. Deja que el cemento se seque durante el tiempo indicado en el envase del cemento antes de encender el suministro de agua o de hacer funcionar el aparato que está conectado a la tubería. Te proporcionamos la Guía de Cementado con Tabla de tiempos y temperaturas.
Es de grán importancia cualquier instalación hidráulica que transporte agua potable debido a la inminente escasez que tendrá a mediano y tal vez a corto plazo el vital líquido, por lo tanto debemos conocer que tuberías son las viables para dicho proyecto hídrico.
Te presentamos para que analices y descargues la «Tabla comparativa de ventajas y desventajas para tuberías en redes de agua potable».
Hacemos una comparación en las que a nuestro parecer son los tubos más importantes en un ared de agua potable como los son los de PVC, PEAD, Ferrocemento, Hierro Fundido, Concreto y Acero.
Obra hidráulica del porfiriato sigue en pie y operando en Zumpango
Obra magna inaugurada el 17 de Marzo de 1900, pero regresemos a los orígenes ya que fue en la época prehispánica, en el siglo XIII, cuando los mexicas llegaron al Valle de México y se establecieron en el islote de Tenochtitlan. Como sabemos éste se encontraba en uno de los cinco lagos que formaban la zona lacustre de lo que es hoy este Valle. La cuenca-cerrada- se alimentaba de las lluvias, de los ríos procedentes de las sierras y de pequeños manantiales. Tal ubicación y características ocasionaron desde entonces inundaciones constantes en las épocas de continuas precipitaciones. Nuestros antepasados, ante semejantes contingencias, dieron muestra de sus conocimientos de ingeniería al emprender obras con el fin de controlar las aguas; principalmente construyeron albarradones o diques, como lo relatan los cronistas españoles, quienes quedaron sorprendidos por los sistemas empleados.
Reconstrucción de la ciudad azteca
En 1521, México-Tenochtitlán cayó en poder de los españoles; así se inició una nueva etapa, que se prolongaría hasta 1821. Una de las primeras ideas de Cortés fue buscar un nuevo asiento para fundar la capital de la Nueva España, pero finalmente se tomó la decisión de reconstruir la ciudad azteca, a pesar del peligro constante de las inundaciones, pues todas las corrientes se dirigían hacia el valle. Pronto los constructores se vieron en la necesidad de buscar soluciones. Durante 1555 ocurrió la primera gran inundación del México colonial y, entre otras medidas, siguiendo las técnicas indígenas, se reconstruyó el albarradón prehispánico, que, aunque brindó cierta ayuda, no bastó para solucionar del todo dicho problema.
Para los años siguientes, las obras del desagüe fueron motivo de preocupación de las autoridades novohispanas, sobre todo cuando arreciaban las lluvias y la amenaza de nuevas inundaciones estaba en puerta. En 1637, se continuaron los trabajos a tajo abierto y, ya en el siglo XVIII, se pensó en la necesidad de hacer un desagüe general. Cuando el barón de Humboldt visitó México, opinó que el problema sólo podría resolverse mediante la construcción de un canal que se dirigiera hacia el lago de Texcoco.
Después de 11 años de lucha armada, el 27 de septiembre de 1821, México despertó como una nación independiente, pero entre los principales problemas que heredó del pasado virreinal estuvo el del desagüe de la ciudad capital. Los nuevos gobernantes debían hacerle frente. Don Lucas Alamán habló de ello ante el Congreso, en 1823, y unos años más tarde advirtió la necesidad de que un organismo técnico-administrativo se encargara de la dirección de las obras; sin embargo, la pobreza del erario y los constantes conflictos políticos impidieron que, por largo tiempo, se atendiera la cuestión del desagüe, o bien que sólo se hicieran trabajos de mantenimiento y reparaciones menores.
Construcción del grán canal
En el año de 1856 el ministro de Fomento, ingeniero Manuel Siliceo, congregó en una junta a 30 personalidades, entre técnicos, políticos, científicos, legisladores y eclesiásticos, con el fin de encontrar propuestas viables. En esta ocasión, fue el trabajo presentado por el ingeniero Francisco de Garay, el que obtuvo la gratificación prometida. La propuesta consistió en la construcción de un gran canal, pero no por el rumbo de Nochistongo, sino que éste terminaría en Tequisquiac; las obras comprenderían un tajo, un túnel y un canal, además se harían tres canales secundarios, el del Sur, el de Oriente y el de Occidente. Ya en tiempos del Imperio de Maximiliano, en 1865, Garay fue nombrado Director General del Desagüe del Valle de México.
Sería hasta el año de 1884 cuando Porfirio Díaz inició su primera reelección que se reanudaron formalmente los trabajos del desagüe-en el túnel, el tajo y el gran canal; entonces se destinaron 400, 000 pesosanuales para las obras y fue el ingeniero Luis Espinosa quien quedó al frente de una Junta Directiva. El adelanto era lento, pues se trataba de una tarea compleja, especialmente en lo referente al túnel y al canal, ya que el tajo estaba prácticamente terminado. La maquinaria con la que se contaba no era la adecuada y, por estas razones el presidente Díaz consideró que tal obra debía quedar en manos de técnicos extranjeros. En 1889, se contrataron varias empresas de capital británico y norteamericano, entre otras, la Mexican Prospecting se encargó principalmente del túnel, y la S. Pearson & Son empezó a trabajar en el canal. En el primer caso, los extranjeros cometieron errores técnicos y al cabo del tiempo advirtieron que la obra no les era redituable; por tales motivos, la coordinación pasó de nuevo a la Junta Directiva, y ésta continuó los trabajos con rapidez. Así, después de muchas vicisitudes, el túnel de 10, 021.79 m quedó oficialmente concluido en diciembre de 1894.
17 de marzo de 1900
El 17 de marzo de 1900 tuvo lugar la inauguración oficial de la magna obra, a cargo del presidente Díaz, quien, junto con sus acompañantes, realizó un recorrido hasta el Tajo de Tequisquiac. Pero, si bien concluía una labor en la que los conocimientos científicos y técnicos habían jugado un papel fundamental, y en la que se habían invertido muchos recursos y esfuerzos, ésta no sería la solución definitiva a la problemática, pues las inundaciones no terminaron.
Al avanzar el siglo XX se pudo advertir que las tareas de drenaje de
la capital mexicana resultaban insuficientes; se trataba de una ciudad
cuya población había empezado a crecer a ritmo vertiginoso, lo cual
-incorporado a los problemas del hundimiento, analizados estos últimos
en su relación con las inundaciones y el bombeo de los pozos, por los
ingenieros Roberto Gayol y José A. Cuevas-, representaban nuevos retos
que debían enfrentar tanto quienes gobernaban la capi- tal, como
aquellos dedicados a la construcción. Fue entonces que el Departamento
del Distrito Federal hizo frente a las inundaciones mediante nuevas
obras de ingeniería hidráulica y sanitaria: la ampliación sur del Gran
Canal del Desagüe, la construcción de colectores y atarjeas, el nuevo
túnel de Tequisquiac y el entubamiento de algunos ríos. Sin embargo, la
población siguió sufriendo inundaciones, particularmente, en los años de
1950 Y 1951.
En ese entonces muchas zonas de la ciudad fueron afectadas por el nivel que alcanzó el agua -a veces hasta siete metros- como lo revelan las fotografías de los diarios de la época, hecho que indicó la dislocación ocurrida en la red de alcantarillados y colectores.
Se realiza el drenaje profundo
Para atender esta problemática, en 1952 se creó la Comisión
Hidrológica del Valle de México, dependiente de la Secretaría de
Recursos Hidráulicos. Por su parte, el Departamento del Distrito Federal
creó, en 1953, la Dirección General de Obras Hidráulicas; esta última
dio a conocer un plan general con el propósito de hacer frente al
hundimiento, a las inundaciones y al abastecimiento de agua potable.
Pero no fue hasta 1959, cuando se pensó que la solución del problema
sería la realización de un sistema de drenaje profundo.
Durante los años siguientes se llevaron a cabo las investigaciones encaminadas a emprender la tarea señalada: posibles trazos, estudios hidrológicos e hidráulicos y análisis geológicos de estatigrafía y de sismicidad. El proyecto comprendía la construcción de un emisor central y la de dos interceptores profundos: el central y el oriente. La profundidad de estos últimos permitiría el desagüe por gravedad a través de túneles, desde la ciudad hasta la desembocadura del sistema, en el río del Salto, cercano a la presa Requena, en Hidalgo. Así se podría mantener en servicio la red de alcantarillado y aprovechar las aguas negras para riego y usos industriales.
En el nuevo proyecto se contempló realizar estudios complementarios, y
en esta tarea participó el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Con el
objetivo de garantizar y comprobar todos los cálculos teóricos se
solicitó a la institución un modelo de Emisor, para verificar el
funcionamiento hidráulico y el de las descargas de los colectores a los
interceptores profundos, y se atendieron también los aspectos económicos
y financieros. Finalmente, en 1967 se dio inicio a esta importante obra
de la ingeniería mexicana del siglo XX.
Los trabajos comenzaron en las lumbreras y posteriormente se atacaron
los frentes del túnel. En 1971 se creó el consorcio Túnel, S. A.,
conocido como TUSA; éste agrupó a los contratistas de la obra bajo un
solo mando. Sobre la marcha tuvieron que enfrentar diversas
dificultades, lo que produjo el desarrollo de distintas técnicas para
lograr el éxito final. Particularmente, en la Ciudad de México, el túnel
tenía que atravesar suelos de muy poca resistencia, pero también el
avance fue difícil cuando se hicieron perforaciones en zonas de roca
sólida. Los túneles que forman parte del Sistema de Drenaje Profundo
alcanzaron 68 km de longitud y se revistieron de concreto armado y
concreto simple. Las obras concluyeron en el año de 1975, solucionando
por fin un ancestral problema de nuestra capital.
Es indudable que, a lo largo de los años, desde ese 17 de marzo de 1900 se fueron acumulando experiencias de trabajo fundamentales para el proyecto final. En el Sistema de Drenaje Profundo se pusieron en juego avanzados conocimientos y novedosas técnicas, frutos del desarrollo de la ingeniería mexicana.
Fuente: México en el tiempo No. 30 mayo-junio 1999, México Desconocido 2010/ Del desagüe del Valle de México al drenaje profundo
El objetivo de la prueba de presión hidráulica es comprobar que no hay fugas de agua en la línea y que las uniones de las tuberías y conexiones se realizaron en forma correcta.
La prueba de presión hidráulica se desarrolla con el siguiente procedimiento:
Las uniones deben estar descubiertas para comprobar su hermeticidad.
Las tuberías deben estar cubiertas a una altura mínima de 40 cm sobre la corona del tubo, para mantener la tubería en posición y evitar que la presión del agua la levante.
Si las juntas son con cemento disolvente la prueba se debe realizar pasado el tiempo recomendado (tabla de tiempos se muestra abajo) de la ultima unión, este tiempo no es necesario si las uniones son campana/anillo o del tipo rosca.
Los anclajes deben estar construidos por lo menos tres días antes de la prueba.
Las válvulas de aire deben estar colocadas en los puntos recomendados
Los extremos del tramo a realizar la prueba hidráulica deben estar debidamente anclados, ya que en esos puntos el empuje es mayor.
Desarrollo
Al llenar de agua una tubería vacía, una parte del aire que la ocupa puede quedar atrapada. Este aire, por su gran compresibilidad, puede ocasionar serios daños aunque la presión de prueba sea baja. Por ello, el aire debe eliminarse mediante válvulas colocadas en los puntos más altos del tramo por probar.
El llenado de la tubería debe realizarse a baja presión (máximo 1 kg/cm2 o 1 bar o 10 m.c.a) y baja velocidad (máxima 0,6 m/s), esto para eliminar el aire del sistema y detectar las posibles fugas graves en la instalación.
Después de eliminar todo el aire, se procede a cerrar el suministro de agua (que normalmente es la bomba presurizadora del sistema).
Se aplica la presión de la prueba hidráulica (1,5 veces la presión de nominal de la tubería).
Durante los 15 minutos siguientes a la obtención de la presión de prueba, es posible observar una disminución en la lectura del manómetro, debido a la elasticidad de los tubos plásticos y al acomodamiento de los anillos de caucho. Una vez estabilizada la presión, es recomendable esperar unos quince minutos para volver al valor deseado, el cual debe mantenerse por lo menos una hora continua.
Si no existen fugas y hay disminución en la presión, debe verificarse que el manómetro esté en buen estado y que no haya fallas en la bomba o en la válvula de retención.
De existir filtraciones se tiene que reparar las uniones y proceder con la realización de la prueba hidráulica para constatar la hermeticidad del sistema.
Por lo regular nos hemos dado cuenta que cuando hablamos de tuberías de P.E.A.D (Polietileno) liso franja azul (agua), siempre es necesario conocer el RD de esta tubería para saber la presión que soportará en la red o instalación o reparación que estemos ejecutando, pero realmente qué es lo que significa el término RD? RD significa “Relación de Dimensiones”, y como lo comentamos anteriormente, es usado para clasificar a las tuberías según su rango de presión de trabajo.
Esta se refiere a la proporción que existe entre el diámetro exterior y el espesor mínimo de pared del tubo. Dentro de un mismo RD la proporción entre el diámetro exterior y el espesor de pared se mantiene constante. Esto significa que en un RD 17 el diámetro exterior es 17 veces mayor que el espesor de pared, esto sin importar el diámetro de que se trate. Por ejemplo, una tubería de 4″ (100 mm) con diámetro exterior real de 114.3 mm y un espesor de pared de 6.7 mm es un RD-17. Un tubo de 12″ (300 mm) con diámetro exterior real de 323.8 mm y un espesor de pared de 19 mm es también un RD 17.
A menor numero de RD corresponde una pared mas gruesa en comparación con el diámetro exterior, inversamente, a mayor numero de RD corresponde una pared mas delgada en comparación con el diámetro exterior.
Esto quiere decir que si tenemos dos tuberías del mismo diámetro, la de espesor de pared mayor, sera mas resistente que la de la pared más delgada. Por esto, las tuberías de número de RD alto son para presiones más bajas que las de número de RD bajo. Un ejemplo de esto, un RD 13.5 se utilizara para una presión de trabajo mayor que un RD 21. Todas las tuberías de un mismo RD sin importar el diámetro tendrán la misma capacidad de trabajo. Una tubería RD 17 de 4″ podrá utilizarse para la misma presión de trabajo que un RD 17 de 12″ o un RD 17 de 24″.
Fuente: Macías, E. (2015) Qué significa el RD en las tuberías HDPE. ENRIQUE MACIAS El Mundo de las Tuberías de Polietileno. Recuperado de https://hdpemacias.com/que-significa-el-rd-en-las-tuberias-hdpe/
La normativa mexicana aplicable a la construcción en
general es muy amplia; no obstante, la que se relaciona con la vivienda
está plasmada en el Código de Edificación de Vivienda (CEV), que se
elaboró mediante iniciativa de la Comisión Nacional de
Vivienda (CONAVI), con base en el artículo 72 de la Ley de Vivienda, refiriéndose al CEV como un “modelo normativo”.
Este código –ya en su tercera versión publicada en 2017– incluye en la parte octava (capítulos 42 al 47) las disposiciones técnicas normativas relacionadas con las instalaciones hidráulicas y sanitarias. En este Código se incluyen, además, las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) y las Normas Mexicanas (NMX). Es
importante destacar que la Ley Federal sobre Metrología y Normalización
(LFMyN) establece que las NOM son de observancia obligatoria, mientras
que las NMX son voluntarias, según la elabore un organismo nacional de
normalización o la Secretaría de Economía, además de que son aplicables a
producto, proceso, instalación o sistema. Pese a lo establecido en la
LFMyN, si una NMX llega a ser referenciada en algún código o reglamento,
su estatuto pasa a ser de observancia obligatoria.
Hablando específicamente de las normas relacionadas con las instalaciones hidráulicas y sanitarias, las NOM son desarrolladas principalmente por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Secretaría de Salud y la Secretaría de Economía. Algunas de ellas están relacionadas con la infraestructura hidráulica, la calidad del agua, el uso y su consumo(ver Tabla).
Medidas para brindar instalaciones hidrosanitarias de calidad
Las
NMX, por su parte, se desarrollan con el fin de atender a las
necesidades de la industria, de manera que cuenten con una certificación
en donde se indiquen sus características y se asegure su
calidad, objetivo primario de contar con una norma, si bien lateralmente
también contribuye a generar un mercado competitivo.
Por
otro lado, si tomamos en consideración las exigencias de la
construcción sustentable, el desarrollo y la innovación tecnológica de
los últimos años y las tendencias, las normas existentes en México son insuficientes para el caso de estas instalaciones.
Lo que en ocasiones no se comprende, y que se aprecia en el sector, son
los objetivos de las normas. La evaluación de la conformidad, la
certificación o verificación y, en su caso, los resultados de un
laboratorio acreditado sirven para el cumplimiento y aplicación de las
normas.
Así que no se debe forzar su cumplimiento a petición de una autoridad o para la posible recepción de incentivos. La industria debe reconocer que estos procesos garantizan que el producto cuenta con estándares de calidad
mínimos, rasgo que los hace competitivos frente a las diferentes
marcas. Desde luego hay muchos puntos que todavía faltan por normalizar,
que aportan a identificar una construcción sustentable de parámetros
nacionales; es decir, criterios técnicos que ya se consideran para la
edificación sustentable extranjera. En las prácticas globales, las
nuevas normas han servido para contar con indicadores de desempeño de la
eficiencia en el uso del recurso acuífero, su manejo, calidad y
tratamiento, así como conceptos de energía, medio ambiente y residuos
sólidos.
En el caso de las normas para vivienda destaca la NMX-AA-176-SCFI- 2015 Instalaciones
hidrosanitarias para la edificación de vivienda-especificaciones y
métodos de ensayo, que fue coordinada y desarrollada por la Conagua, y
que se diseñó específicamente para la vivienda, aunque todavía no se ha
considerado su cumplimiento obligatorio (ver Tabla).
En México, en el sector vivienda ha habido muchas iniciativas, como la Política Nacional de Vivienda, así como el caso de “Hipoteca Verde” de Infonavit,
además de los subsidios de la Comisión Nacional de Vivienda. Esto
contribuyó a avanzar no solamente en la normalización, sino en el
reconocimiento de las certificaciones de los productos para garantizar
que desde esa instancia las viviendas tengan un mejor desempeño.
En
este sentido, los Organismos Nacionales de Vivienda (Onavis) y la
Conavi trabajan estrechamente con los desarrolladores para
generar conocimiento y conciencia sobre el beneficio y lo que
representa el cumplimiento de la normatividad. Esta parte es esencial en
los requisitos obligatorios de los programas generados dentro de la
Política de Vivienda.
Por
lo anterior, es necesario seguir promoviendo el conocimiento normativo y
el involucramiento general de la industria de la construcción en los
grupos de trabajo para el desarrollo de normas, así como la
responsabilidad ante la regulación de la construcción, llámese Código o
Reglamento de Construcción. El diseñador, constructor,
productor, comercializador, los propietarios y los gobiernos locales,
así como los futuros profesionales, deben involucrarse más y conocer
mejor la regulación, pues ésta es la base de una vivienda de calidad.
Un modo de comenzar este cambio es promover la modernización administrativa
de los gobiernos locales, pues son actores clave para el desarrollo
tecnológico y normativo de las construcciones. Por otro lado, la
industria de la vivienda debe capacitarse en el conocimiento de las
regulaciones y comprometerse a elevar la calidad de sus productos y
servicios, además de continuar participando activamente en el
desarrollo de normas y códigos.
Para
incentivar el cumplimiento de la normatividad -no solamente relacionado
con las instalaciones hidráulicas y sanitarias, ya que todas
ellas forman parte de la construcción de vivienda- es necesario continuar difundiendo y promoviendo el conocimiento de los objetivos y beneficios del desarrollo normativo, su
cumplimiento y aplicación, desde las diferentes representaciones de la
construcción. Asimismo, es importante generar programas académicos para
los futuros profesionales, y diseñar programas específicos de
certificación de las construcciones, con los que se podrían otorgar
incentivos fiscales por su obtención, pues la industria de la
construcción es uno de los grandes aliados en el desarrollo
Fuente del artículo. Revista Especificar
Escrito por. Evangelina Hirata Nagasako es arquitecta por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios de Posgrado en Diseño Urbano en Japón, España y México; y especialidad en Valuación Inmobiliaria. Actualmente, es directora General del Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación, S.C. (ONNCCE); y miembro fundador de Calidad y Sustentabilidad en la Edificación, A.C. (CASEDI)..
En varias ocasiones hemos encontrado artículos acerca de cómo realizar un consumo responsable del agua en el hogar. Hoy también vamos a centrarnos en un consumo medio-ambientalmente adecuado pero cambiando de contexto: nos preguntamos cómo ahorrar agua nuestro lugar de trabajo.
En determinados sectores de actividad como es el caso del sector de la alimentación, del sector químico, de las empresas de construcción… el agua es una parte importante del presupuesto de gastos mensual. En este sentido es tan imprescindible asegurarnos tanto de que la calidad del agua es la adecuada como de que realizamos un consumo responsable del agua.
Las medidas que se pueden tomar para ahorrar agua son variadas y solo tendrán un efecto positivo sobre los costos, sin sacrificar en absoluto la calidad del agua. A la vez, esto tiene también un impacto positivo sobre la imagen de la marca, siendo este un comportamiento responsable con el medio ambiente y el entorno, algo que sin duda será valorado positivamente por los clientes y sociedad en general.
Estudio inicial e implicación del personal
Cómo ahorrar agua en la empresa, empieza por realizar un estudio que determine cuánta agua se consume y para qué es utilizada, así como cuándo se utiliza -puede haber momentos de mayor consumo- quién la utiliza y de qué modo además de en qué zonas de la empresa se realiza este consumo.
En el ámbito industrial y empresarial, los lugares donde el consumo de agua suele ser mayor son los baños, cocinas lavanderías, instalaciones industriales… (maquinaria, sistemas de refrigeración y calefacción, limpieza de aparatos, etc…).
Tras la
realización de este estudio, el contador del agua será la prueba
numérica del consumo y servirá de base para calcular el promedio de
consumo por empleado, actividad o zona de la empresa.
Este estudio debe además servir para detectar posibles problemas en la instalación, como filtraciones o fugas así como usos indebidos observados por parte del personal (llaves abiertas, consumo excesivo de agua en alguna parte del proceso, etc…).
El ahorro de agua en la empresa requiere de la contribución del personal, por lo que es importante comunicarles en qué va a consistir el estudio y el plan y por qué es importante, solicitando su compromiso para una puesta en práctica correcta.
Los cambios de hábitos suelen implicar incomodidades,
por lo que es importante ofrecerles información actualizada sobre el
proceso y darles un tiempo de adaptación, además de facilitar las
herramientas y técnicas necesarias para los nuevos objetivos de consumo
de agua. Por otro lado, no hay que olvidar hacerpartícipe del éxito a los empleados cuya colaboración es esencial para unos resultados satisfactorios.
10 Recomendaciones para el ahorro del agua en nuestra empresa o industria
Reducción del uso de sustancias químicas que permitan reutilizar el agua.
Conocer el tipo de aguas residuales para que sea posible su reutilización a través de procesos de tratamiento de aguas y tratamiento de aguas residuales.
Uso eficiente de la maquinaria, como lavavajillas, lavadoras, etc… poniéndose en marcha en su máxima capacidad y en el programa más adecuado para cada carga.
Potenciar los sistemas de limpieza en seco, como barrer o aspirar.
Ajustar la presión del agua para ofrecer los niveles de presión necesarios para una utilización eficiente sin sobrepasar el consumo con una presión demasiado alta.
Reparar cualquier fuga, filtración o evaporación.
Optar por aguas no potables para el uso industrial.
Contar con sensores de control por infarrojos en las llaves y cisternas que eviten pérdidas por descuidos.
Optimizar el uso de aparatos de refrigeración y calefacción.
Utilizar sistemas de riego automático.
Control y seguimiento
El último paso para una política de ahorro de agua eficiente es el control y seguimiento, implementando un sistema de medición que garantice el cumplimiento de las medidas establecidas y evaluando su resultado.
Muchas veces puede ser posible llevar a cabo este plan de forma interna desde la empresa. En otros casos, contar con ayuda externa y con una fuente imparcial puede garantizar una solución más objetiva para el ahorro eficiente en el consumo, lo que además ofrecerá la ventajas que implica contar con el asesoramiento técnico de un profesional con un amplio conocimiento sobre las herramientas y técnicas más adecuadas.